9/23/2006

Primavera


Mañana
No veo las horas, pero las siento y ahora más que nunca, con la primavera. Las horas de sol, de rachas de luz y brisa como aletazos invisibles, olitas agitando el contenido del Koh-i- Noor del cielo. Anoche compré velas porque se venía la tormenta y al final las terminé usando por capricho, para quedarme leyendo La piel del caballo, de Zelarayán, otra historia de nubes que cuajan en figuras que al cabo se disipan para formar otras y entre cada una, otras más sutiles y finas, como el escorzo de un patito o la coma plateada de una garza que al rabillo detectamos como una herida del cielito. Cielito lindo, que tus luces no me atonten.

Tardecita
Quiero dar la bienvenida a la primavera, y reclamarle también algunas rosas. Que muchas florcitas de vivero, sí, llevan y traen las señoras, pero los aromos de la playa quedaron pelados, y los lapachos todo ensangrentados contra el cordón. Pero porqué tan pronto!!! Yo hasta hace algunos años me iba con el porrón agarrado del cuello y la guitarrita a recoger canciones junto a la laguna, me sentaba en el ceibo, a upa, y entonaba de lindo... A la vuelta devolvía el envase y listo.
Ahora, salgo de sport y a lo sumo con un libro y me hago el que hago yoga, y leo, incluso el invierno pasado llegué a vocalizar mantrams trotando, tranquilo al trotecito, tranquilo en el andar, total no tiene apuro, apuro por llegar, huy huy huy, no lo apurés...

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