Por primera vez voy a dedicar una entrada, esta es para el polémico y alto comentarista que firma sus comentarios con el pimpimporresco nick: pitillos de malvón. no me dio resultado pensar qué tema o viaje lírico le podía dedicar (soy tremendamente demagógico, encima justo sobre la fecha esa de octubre de la lealtad peronista) mientras corrijo la segunda parte del artículo sobre el amor, que encima, por lo visto, a nadie le estimuló un comentario hasta ahora. Estas cosas también son reglas que debo respetar a riesgo de naufragar en un discurso sin sentido. el silencio es una de las formas de la censura, por más que, paradojicamente, la leyenda rece "el que caya, otorga". así que no voy a hablar mucho, incluso doy aquí por terminado mi propósito, que era, recuerden, dedicar una entrada de bienvenida a pitillín de marlbor, un noble excéntrico de quién sabe qué comarca, ya que poco sabemos de él salvo que maneja el castellano oral con chispa y elegancia (no siempre, claro, ojo). y cerramos, chicas, por hoy con estas aladas palabras
Se preguntó por qué había rajaduras en los muros,
si es que alguien puede en realidad hacerse una pregunta semejante.
Lo cierto es que hasta se agachó para completar el recorrido de la grieta
que se perdía bajo tierra, o lo que venga, después del ángulo del zócalo y el contrapiso, que de seguro vendría a estar, allá en el fondo, también rajado.
Con el índice despierto y tenso de tal manera que cualquiera tendería a comparar con una antena...
2 comentarios:
despues de leer el banquete empezé a andar descalza y a ir a cenas sin que me inviten ,,, que lindo tu folletin ,,, es poco cursi, viste, no como el amor va, q se yo
bye
un beso
agos
jaja, buenísimo lo de andar descalzo y entrando colado a los banquetes, lo que no entiendo bien es si decis que el folletíen es cursi o no lo es. igual, un beso agus.
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