10/17/2006

El amor 3


Ya estamos, como verán, un poco salidos de programa.

De acuerdo con mi intuición, Jorgito debió ensayar primero “A” para luego despacharse todo en “B” y finalmente, arrepentido y con rabia, resignarlo todo al pasto. Arriesgando un poco más, todo ello en el mismo día (siesta del 05 del 07, según el encabezado) y en el mismo lugar (encontré la carta a pocos metros del “puente de fierro” del ferrocarril que une la estación Mitre de Santa Fe con la Belgrano, de Santo Tomé).


Lo que viene a continuación es una puesta en dialogo entre la novedad inesperada de la carta de Jorgito y algunas de las elucubraciones de Platón, Lucrecio, Longo y Ovidio, a cuento del tema del amor, que ya tenía presentadas sobre la mesa, y que al volver a casa comenzaron a chillar, comprenderán, como quien oye discurrir el caos de varias lenguas. A propósito de sospechar tales distancias viene mi empeño.


Cómo son las cosas y su naturaleza.

Lo que inmediatamente tendía a resaltar como correspondencias entre los versos de Lucrecio y las palabras de Jorge era la recurrencia en ambos de destacar el aspecto sensual del estado amoroso: En el texto de Jorge, primero lo de “Cargosa, molesta, insoportable”, una recriminación ambigua que opta por expresar los aspectos físicos de un efecto, subrayados por el pedido de que ya no le escriba la ropa, un gesto de violencia tangible, ¿no?, eso de escribir o rayar o rasgar alguna cosa que no nos pertenece. Pero enseguida la declaración de Lo que siento, lo que siento y no puedo expresar enteramente en palabras, pero no deja de moverme a actuar en determinado sentido contrario, vale decir: acercarme, en lugar del esperado alejamiento.
Lo que me conmueve tiene origen en una molestia, una insistencia física que repercute en mí adoptando su signo contrario. “Más te quiero más te aporreo”.
Hasta aquí, el placer inoculado en un ser por una conducta ambigua, irónica o paródica del displacer manipulada hasta encender su sentido opuesto. Algo así como un cuadro histérico en términos freudianos.
Otro aspecto para destacar de los ensayos de Jorge es la otra recurrencia en el llamado de atención sobre la memoria. El amor es una sensación incómoda que reclama ser recordada. Conservada y dicha: “no te olvides, no te olvides”, y aquí es donde vienen a concertar tantas sospechas, puesto que, siguiendo a Platón, el recuerdo es una operación de la mente donde el pasado, cierto segmento de lo ya vivido, recurre la conciencia cada vez que es citado por ella, pero como una recreación, no conserva la ontología, la propiedad de haber estado ahí dormido todo este tiempo, un recuerdo, sino que se construye en infinitas versiones cada vez. Qué cosas extrañas se le ocurrían.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

fer, está bueno lo que escribís, da para pensar cosas, recordar y atar cabitos de veleros propios . Por eso debe ser que nadie comenta nada... no se trata de un silencio censurador... No... seguro que no.

Anónimo dijo...

amor?
tendre que recordar...
se me ha escapado.


ah! soy emi la amiga de ale, agos y tuti...
saludos y que andes bien!

marlboroblog dijo...

hola hermosa emi, cómo están todos los chicos de rafaela. entrañables. quiero volver, hagamos una fiesta antes del fin de año, y vengan el 17 de noviembre que toco y hay lectura de poesía en el foro de la UNL. besos enorme, a la divina agos mucho cariño.

marlboroblog dijo...

Quéeeeeeeee? que el amor se te ha escapado???, no, ojalà, el amor no te dejará en paz nunca, por suerte. Beso Emi.