10/02/2006

Nevermind the blogs



Se iba a llamar Frontera

En febrero de este año, cuando comencé a escribir el Marlboro, recuerdo haberme formulado un sistema de reglas, un conjunto de prescripciones que me ayudara a vencer el vértigo del infinito (entonces para mí) de posibilidades que este soporte de escritura y comunicación me ofrecía. La idea de frontera, o mejor dicho, su fantasma, suele casi naturalmente meter miedo a los libres del mundo a causa de sus connotaciones negativas. Recordemos sino el impacto de todo punto seductor del viejo lema hippie-sorbonesco "Prohibido prohibir". Superando las inapelables "variables históricas", o quizás mejor llamarlas simplemente "necesidades", en que esta leyanda encontrába entonces eco, es incuestionable el hecho de que es en las reglas donde todo juego encuentra su esencia.
Siempre que discurro por aquí recuerdo la paradigmática idea del antropólogo Lévi Strauss que dice que la posibilidad de la cultura está fundada en una prohibición: la del incesto. Una idea cuya precisa formulación no recordaré muy bien ahora pero cuya proposición, creo, podría formularse en estos términos: "valga todo menos X", donde X sería equivalente a "mantener comercio sexual con parientes (cosanguineos)". Y en esta prohibición vemos que alienta menos una moraleja del tipo "ni con la mama ni con la hermana, asqueroso" que un esbozo primitivo pero fundamental de diseño cultural de acuerdo con el cual sea posible el estar juntos y prosperar (de corte intrínsecamente económico). Los valores deberán circular trascendiendo las prerrogativas familiares a riesgo de incurrir en rígidos y poco productivos intercambios que tarde o temprano sedimentarán valores negativos tanto para la comunidad como para los sujetos que la componen.
Hagamos el intento de imaginar un mundo desregulado, mirandesco, "sin restricciones". Esta idea será un link que nos comunicará inmediatamente con las utopías menos transitables y oscuras del inconsciente humano y, un poco más acá, con sus expresiones estéticas cuyo ejemplo mejor quizás sea, en literatura, el género maravilloso. El otro lado del espejo, en Carroll, es un imposible sin otro destino que el de expulsar finalmente a Alicia del inhabitable vigor de sus leyes, como otros tantos artefactos de la imaginación extrema que en otros órdenes del entertainment recurren las precipitaciones físicas de la experiencia (ej: la montaña rusa, los parapentes, ciertas prácticas sexuales). Pero volviendo a Alicia, quería decir que, no obstante su empecinado nonsense, lo disparatado aparece políticamente codificado sobre el riguroso y por eso altamente consensuado discurso lógico matemático: "cuando digo sí, significará no, y viceversa". Jamás Carrol nos abandonará del todo en uno de esos abismos filosóficos que nos propone, enigmas, aporías, intírngulis, paradojas, o cualquier otra porquería por el estilo, porque todas ellas tienen solución. Pero tautologías, por ejemplo, sí.
El discurso del absurdo es apenas objeto de un discurso coherente, humano, que continuamente le asigna traducciones para volverlo inteligible, otra cosa, mucho más caotica y terrorista es, se me ocurre ahora, el impenetrable "Sombras suele vestir", de José Bianco (antología del la lit. fantastica, de Borges, Bioy y Ocampo). En Alicia la estrategia no es posmoderna, no libera el sentido a la buena de vos, todo lo contrario, lo codifica en traducciones o, si se quiere, sutiles y perspicaces interpretaciones HUMANAS. De otra manera, no podría ser un clásico, en el sentido moderno y también creo, mejor adecuado del término.
Pero como todo pajarito, ya me estoy yendo por las ramas.
A lo que apuntaba en un comienzo era a revisar el estado actual de esos primeros principios que debían organizar el juego de mi escritura bloggera. Pero para ello, antes deberé exponerlos para conocimiento del lector.

1-No escribir más que en cybers y, de ser posible, siempre en mi favorito: Babylon (violada, ya que ahora tengo Internet en casa)

2- Correlato de la primera: Pagar por escribir. Esta ley es muy controvertida y bochornosa, porque aparece ligada a una estrategia íntima para exorcizar mis arrebatos egomaníacos, mis heridas por no cobrar un peso por escribir. Entonces, pago, como en Fama, porque la fama cuesta y es aquí.... (violada, porque dejé una cuenta colgada en el cyber desde que tengo que abonar mis propias facturas)

3-No escribir sino diréctamente en el procesador de txt del blog, nada de esbozos manuscritos ni trafico de archivitos desde casa (violada too)

Cuál es el sentido entonces, se preguntarán, de proponer reglas para después pasarlas por encima. Bueno, yo creo que no ha de ser tan así. Si las fui despachando seguramente fue porque aparecieron otras, menos traídas de los pelos, más sutiles y dinámicas, que poco a poco fueron sustituyendo a las otras inertes, porque, ahora que lo pienso, a qué boludo se le ocurre que escribiendo sólo en cybers, pagando terapeuticamente para superar no sé qué berretín egocéntrico y escribiendo sólo in situ puede conquistar una patria grande en un blog.

8 comentarios:

marlboroblog dijo...

Perdón, llegó gente y no pude continuar con la respuesta a LUCAS. Yo no distinguí ley de prohibición porque se corresponden, una ley antes que nada dice lo que no se puede hacer, ese obstáculo por más cuestinable que pueda ser acota el mundo y propone por lo menos un juego: cómo sortearlo o cómo destruirlo. Las sociedades suelen ser patéticas, pero también la única manera que hemos encontrado los humanos y casi todos lo demás animales para sobrevivir y para ello estipulamos contratos, una lengua común que todos tuvimos que aprender, en casa y en la escuela y por más que no nos haya gustado es lo que hace posible que se nos escuche (SI CUMPLO LA LEY ADQUIERO DERECHOS, SI NO LOS PIERDO). Concluyendo, el propósito de mi entrada de ayer era decir que al principio del blog me propuse pautas arbitrarias (el que pisa rojo tiene piojo) que con el tiempo me ayudaron a darme cuenta de otras más productivas y fui abandonando las primeras que enumeré hoy, pero siempre leyes porque la libertad es una categoría artificial, no un fenómeno natural. Una pieza que adquiere sentido y valor dentro de un juego.

Anónimo dijo...

Yo tengo esa antología (me la regaló mi papá sin ningún motivo en particular, de onda digamos, lo cual me pareció un gesto maravilloso), y aunque no recuerdo tanto ese cuento (porque con el de Saki, Srendi Vashtar creo que se llama, tuve como para medio año de la cabeza, queriendo tener un hurón asesino y de características divinas), sí recordaba bien el nombre.

Respecto a las reglas, no puedo decir nada demasiado inteligente al respecto... A mí me divierte mucho, la verdad, eso de ponerme reglas sin saber muy bien con qué motivo, dándome una justificación ni remotamente convincente (pero que trago mas que gustoso). Después cuando me aburro las rompo y casi ni cuenta que me doy... Como jueguitos, no?

Y como dijo un amigo, veterano ya en las barras bravas de Colón (el club por el cuál simpatizo): "La verdadera locura es... que yo estoy re loco todo el día..."

Amigo Fernando... espero que nos veamos pronto en alguna kermesse, tomando vino y disfrutando de la musiquita.

Un beso.

Anónimo dijo...

En el segundo parrafo repetí "al respecto" innecesariamente... "Respecto al respecto"??? Pero que pelotudo! Bueno... es que estoy en el trabajo, cagado de calor, y sin cabeza para nada...

Una circunstancia infeliz que me gustaría corregir, entre tantas...

marlboroblog dijo...

che, no pasa nada. a otro lado con el taller de estilo, además no suena tan redundante porque tiene registro oral. ahi tene. besito Li

Anónimo dijo...

será que estoy atado a tu frontera?
y una geografía: la de santoto, o la del sentido, o la del amor porque geografía y geometría se perecen mucho, lo mismo que juego y jugo. aprender a jugar ¿es aprender a sacarle el juguito a las cosas? ¿a libar, como bichitos? a las cosas que se dan y nos dejan sin habla (el cielo, ponele) y a las que inventamos, o nos ha sido dado inventar, como las vías de los trenes, y la arquitectura de los ingenieros y las palabras de los poetas y la música y el rock, que también me deja sin palabras, propias, que el rock me da las suyas para que yo aprenda, como cuando los carneviva sacaron ese disco que se llamaba el límite de la piel, o como cuando entendí lo que quería decir oh qué razón de ser me habrá puesto piel en la inmensidad.
eso y un beso, serena

Anónimo dijo...

Dear Fer: vengo "ralentizada", espero que se diga así, pero si bien el comentario anterior me dejó del moño, yo tenía pensado antes (o sea, ya estaba concebido en mi) esto que sigue, sobre las reglas.(que por otra parte coincide con el comentario anterior)
Wittgenstein 2, hablando de las reglas, entiende que las reglas del lenguaje son sociales. Y entonces, te despacho estos párrafos:
Wittgenstein plantea una paradoja: “Nuestra paradoja era ésta: una regla no podía determinar ningún curso de acción porque a todo curso de acción puede hacérsele concordar con la regla. La respuesta era: si todo puede hacerse concordar con la regla, entonces también puede hacerse discordar. De donde no habría concordancia ni acuerdo.” (§201)
“Seguir una regla es análogo a obedecer a una orden. Se nos adiestra para ello y se reacciona a ella de determinada manera. ¿Pero qué pasa si uno reacciona así y el otro de otra manera a la orden y el adiestramiento? ¿Quién está en lo correcto?.” (§206)
Hoy escuché esta frase:
En épocas de desamparo absoluto, lo único que queda son los amigos, amores... que también tienen mucho en común, juguito!!
loviu

marlboroblog dijo...

Con respecto a tu último párrafo, todo más que claro. En el desamparo de uno mismo respecto de sí es buno ser capaz de distinguir quien está dcispuesto a hacernos upa un rato. y sei vfemos que este alguién existe, quiere decir que somos afortunados. Tampoco esto entiendo. Que mierda es lo que uno quiere.
Con respecto a lo de Wttgenstein no me entró nada, no entiendo. explicámelo denuevo por favor. sobre todo la primera paradoja. abrazo. fer

Anónimo dijo...

Si uno no escuchara rock no moriría, si uno no supiera leer poesía sería eterno. Si no vieramos llorar no lloraríamos, ni buscaríamos novi@ ni nos detendríamos más que con perfiles de hierro frente a las montañas.